EFECTOS DEL EJERCICIO PROGRAMADO EN PACIENTES CON ENFERMEDAD DE ALZHEIMER

La Enfermedad de Alzheimer es una de las condiciones neurodegenerativas con mayor incidencia a nivel mundial. Según las ultimas cifras de la Organización Mundial de la Salud, cada año se diagnostican a nivel global 8 millones de casos nuevos en la población adulta y dicha incidencia de acuerdo a predicciones serias, tiende a subir aproximadamente cada 5 años. A partir de los 65 años de edad, se ha determinado que 3 personas entre mil, son diagnosticadas nuevas con la enfermedad y esta incidencia crece con la edad hasta el punto de encontrar que entre los 80 y 84 años, hay 23 entre 1000 personas con Enfermedad de Alzheimer al rededor del mundo. Teniendo en cuenta esto, es de suma importancia ser conscientes de la importancia de la prevención de la discapacidad en estos pacientes no solo en los que ya tienen el diagnostico definido sino en las personas mayores de 65 años y mucho mas en aquellos que tienen antecedentes familiares ya que teniendo en cuenta que hay dos tipos de Alzheimer, a saber, Esporádico ( que es el mas común con mas de 95% de los casos) y el Familiar o genético ( muy raro con 1% de incidencia), ambos tienen un riesgo de desarrollar la enfermedad cuando hay antecedentes familiares principalmente cuando uno o ambos padres han presentado la enfermedad.

Existe una proteína llamada B amiloide en el cerebro que en condiciones normales es eliminada metabólicamente, pero cuando esta degradación no se da, la acumulación de dicha proteína, trae como consecuencia no solo que hayan deficiencias en la interconexión de las neuronas ya que se crean PLACAS AMILOIDES sino que el almacenamiento anómalo de estas activa el sistema inmunológico produciendo inflamación en el tejido cerebral conllevando a la muerte del mismo y a la Neurodegeneración progresiva.

Teniendo en cuenta lo anterior, y aunque la Enfermedad de Alzheimer es una condición neurodegenerativa a la cual aun no se le ha encontrado una cura definitiva, se ha demostrado que la ejecución de un programa de ejercicio dirigido y con una periodicidad de por lo menos tres veces a la semana con sesiones entre 50 a 60 minutos diarios, ayuda a mejorar no solo las conexiones entre las neuronas debido a la plasticidad cerebral que a pesar de la edad se conserva aunque en menor grado, sino que ayuda a eliminar la Proteína B amiloide, logrando mejorar las funciones físicas mentales y sociales del individuo para una mejor calidad de vida.

Nuevamente, encontramos que a pesar de que ésta al igual que otras enfermedades de tipo neurodegenerativo y progresivo pueden afectar no solo el bienestar de los pacientes y su familia, hay la esperanza de que gracias al Ejercicio coordinado, dirigido y con disciplina, se pueden mitigar las consecuencias que puedan generarse en la salud física y emocional de nuestros adultos mayores.

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